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domingo, 29 de junio de 2008

VIAJAR, PERDER PAISES - Proyecto Frontera



“Vivir, viajar siempre, ésas son las dos caras de mi misma manía, de mi misma enfermedad. Si hubiera sabido resistirme a lo largo de la vida a cualquier movimiento y viaje -es decir, si hubiera sido alguien que permanece en sí, no cruza los límites de su ser, vive en su fondo, está siempre tumbado; si hubiera sido un ser humano sin nada añadido, un hombre a secas, sin más-, en lugar de haber paseado, de haberme extendido, de haber viajado para apartar la muerte, ¡qué persona más por debajo de la persona que soy ahora sería!”
Enrique Vila Matas

El evento Frontera se plantea en un momento de transición dentro del propio recorrido de Mugatxoan. Tras diez años, se decide dedicar un año intervalo (sin pararse, en movimiento), para repensar el pasado e imaginar el futuro.

De viaje
El proyecto frontera consiste en un viaje “real” con un intervalo en la transición entre los dos lados de la península ibérica. Viajamos como cada edición entre Donosita y Porto, pero esta año elegimos el trayecto, los medios y el tiempo.
El viaje será lento y por tierra.

El viaje funciona para Mugatxoan como estructura conceptual del proyecto.
El viaje se convierte en suceso, el entre se convierte en contenido. Mugatxoan 2008 se plantea como un tránsito, en el acto de ir de un espacio a otro y como el lugar y el tiempo de paso en el que esto sucede. Entre el 9 de Junio y el 20 de Julio, entre Donostia y Porto, entre 1998 y 2008 y entre 2008 y …


En la frontera
Mugatxoan, en euskara, quiere decir “en la fronterita”.
Así cómo el viaje es estructura y contenido, la frontera geográfica funciona como metáfora del espacio en el que nos situamos. Un espacio intermedio como lugar de circulación de códigos, redefinido por lo continuos movimientos y desplazamientos a los que está sometido.

A nuestra llegada a un lugar de la frontera entre España y Portugal, cambiamos los relojes para adaptarnos a la nueva franja horaria. Tenemos que detenernos para hacer marcha atrás en el tiempo o quizás estemos viviendo el futuro, depende de que lado de la frontera se mire. En cualquiera de los casos es un viaje en el tiempo que dura una hora.
Una hora sin horario y sin país. Hora intervalo, tiempo en suspensión. En el sentido de nuestro viaje significa vivir una hora más, añadida, como una oportunidad única de vivirla por segunda vez.
Entre las 9h y las 9h.

¿Qué vamos a hacer durante esta hora “de nadie”?
Utilizamos esta hora para conversar. Para recordar y para planear.
Nos conectamos a través del teléfono móvil con personas que están lejos. Desde este lugar deslocalizado y convertido efímeramente en epicentro físico y temporal, proponemos colaboraciones futuras.

Después de las conversaciones telefónicas y antes de seguir el viaje siguiendo el Douro hasta Porto, hay varias actividades y acciones.
En la estación de Vilar Formoso proyectamos el documental: “Abbas kiarostami. Verdades e ilusiones” de Jean-Pierre Limosin. Un documental en el que se entrevista a Kiarostami dentro de su coche, mientras se re-visitan lugares y personas protagonistas de varias de sus películas.

“ A través del retrovisor la vida continúa.
El cine de Abbas Kiarostami es igual de escurridizo, o incluso más, que la verdad que intenta atrapar. Su obra, como si de un péndulo se tratara, se mueve permanentemente entre lo real y lo virtual, el primer plano y el plano general, lo cercano y lo lejano; en definitiva entre lo visible y lo invisible. La dirección del cineasta y su mirada al mundo se articulan a partir de este espacio fronterizo en el que la distancia entre las verdades y las ilusiones es la misma” .
Alan Salvadó.

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